8 ene 2015

RIADS, LOS HOSTALES ESCONDIDOS

Quien camina por las ciudades de Marruecos tienen una amplia variedad de alojamientos, la mayoría baratos a los ojos (y sobre todo al bolsillo) del viajero occidental. Más allá de las casas particulares para quien tenga amigos allí y de los flamentes hoteles de cuatro y cinco estrellas, existe una modalidad para mí antes desconocida, a caballo entre la pensión, la casa particular y el hotel tradicional. Se trata del riad.

Los riads son casas dentro de la medina con un patio interior (tipo andaluz), en las que se alquilan habitaciones por un módico precio la mayoría de las veces. Hago este apunte porque lógicamente hay de todo y dependiendo de la calidad del servicio y las habitaciones, así será el precio. ¿Cuánto? Lo normal suelen ser unos diez euros por persona.

Hasta aquí nada nuevo. Y es que la magia de los riads está en el encanto de vivir durante unos días en una verdadera casa decorada, con patio y vistas de toda la ciudad, pues están en el mismo centro. Camuflados en las laberínticas callejuelas, la mayoría pasan absolutamente desapercibidos entre el gentío. A veces un cartel escrito a mano, o pintadas de flechas con spray en las paredes indican el camino hacia la entrada. Pero cuando la puerta de uno de estos hostales se abre, se abre también un mundo insospechado al otro lado de la pared. Unos techos enormes cobijarán al viajero los días que esté allí, y podrá elegir desayunar, comer y cenar la cocina más tradicional.

Reconozco que yo no me alojé en ningún riad (lo tengo pendiente), pero sí llegué a entrar en algunos. Normalmente tienen dos plantas y una azotea. La mayoría tienen WIFI en todo el edificio y cuentan con servicios extra, como taxi hasta la estación o excursiones.

Son una opción muy interesante para quien busque alojarse, tener comodidades y buenas vistas por un precio razonable. No son tan básicos como un albergue para mochileros pero tampoco tan abrumadores y caros como los hoteles. Aunque vuelvo a repetir: todo depende de qué tipo de servicio se quiera. Se encuentran en el casco histórico, por lo que son ideales para visitar la ciudad sin medios de transporte. Además hay muchísimos, no suele haber en conseguir una habitación si no se ha reservado con tiempo.


                                                Vista de la ciudad de Fez desde la azotea de un riad

Recomiendo por todo ello que si pensáis visitar Marruecos no dudéis en callejear por las medinas de sus ciudades: miles de de hoteles de este tipo os esperan camuflados entre el gentío, los mercados y la cotidianidad; precisamente ahí reside el encanto.

2 ene 2015

FEZ: MARRUECOS IMPERIAL Y MEDIEVAL

¿Y qué sabía yo de Fez?

Se va dibujando para el recién llegado como una nube verde en medio el paisaje cambiante marroquí.

Verde por el color de sus tejados, es el color que caracteriza esta ciudad que un día fue capital de un imperio. Medieval, turística, tradicional y amurallada. Las miles de callejuelas laberínticas desafían a quien ose creer que los mapas y GPs no harán que se pierda.

Vista de Fez

Fue capital del imperio y por ello es turística. Amada y romántica para muchos, lúgubre para otros. Pero que nadie se engañe: sigue siendo el centro espiritual de Marruecos y el respeto a la tradición y las costumbres se respira por los cuatro costados.Presume de ser el centro cultural y religioso del país (no en vano en junio se celebra entre sus murallas el festival anual de Música Sacra, todo un acontecimiento).

Fez es una ciudad que impacta. En sus calles se siguen practicando los oficios de antaño: la orfebrería, la elaboración del cuero artesanal, las alfombras y los telares, la cerámica, la cosmética... Aparece como un viaje a los libros de historia para el viajero occidental, y la vida de sus habitantes desenvuelve en la rutina cotidiana del día a día: el mercado en cada calle, los niños que ríen sin parar entre la multitud,  el barrio de la universidad, los burros que transportan mercancías por las angostas callejuelas...¡Balat, balat! (significa "¡Cuidado!" en árabe).

En primer lugar tengo que decir que Fez es enorme. Podríamos dividirla entres partes principales:  Fes- el Bali (la parte antigua), Fez el- Jdil (la medina nueva donde está el barrio judío) y la parte nueva (también conocida como "Ville Nouvelle"). 
Sí, el viajero interesado en hacer turismo por los cuatro lugares señalados en el mapa pensará que exagero, pero lo que no sabe quizá este viajero es que más allá del centro histórico se encuentra la llamada parte nueva de la ciudad. La parte nueva de Fez es una de las más grandes de todo África y es aquí donde se ubican los edificios más occidentales, las escuelas de negocios.




QUÉ VISITAR

-En Fes- el Bali y es donde se encuentra la medina, el centro histórico. Aquí están los distritos de los oficios ya mencionados, y se pueden visitar uno por uno viendo cómo es el proceso de hacer los telares o elaborar el aceite de argán para cosméticos. La plaza central en la que estos se unen es la Seffarine.  Se puede ver hombre trabajando el cobre como se hacía antes.
También se encuentra la mezquita Karaouine. Es la segunda más grande del país, sonde sólo pueden entrar los musulmanes y alberga la universidad más antigua del mundo.
El Museo de la Madera es una muestra de la delicada artesanía hecha en este material, toda elaborada a mano. Esto se puede apreciar igualmente en la Madrasa Attarine, muy decorada y bien conservada, que servía de lugar de estudio.


                                                                           Curtiduría



                                                                        Hombre tejiendo fulares

-Fez el- Jdil, era también conocda como "la ciudad blanca", fue la sede del poder y es ahí donde se ubica el Palacio Real. Sólo se puede visitar el exterior, donde se ven sus siete puertas de bronce.
También aquí está el Mellah o barrio judío, cuya característica más llamativa son los balcones con rejas, muy distintos de los musulmanes.


                                                                               El Palacio Real


                                       Detalle de los balcones judíos. Foto sacada de www.fez.net

- La parte nueva: Simplemente gigante. Sí, el viajero interesado en hacer turismo por los cuatro lugares señalados en el mapa pensará que exagero, pero lo que no sabe quizá este viajero es que la parte nueva de Fez es una de las más grandes de todo África y es aquí donde se ubican los edificios más occidentales, las escuelas de negocios, heladerías, restaurantes, cafeterías y centros comerciales.

La mayoría de estas visitas ese hacen con un guía oficial de la ciudad. Si queréis hacer una visita guiada en español os recomiendo desde aquí a la guía Milouda El Ouzzani; es una mujer culta y divertida, amable y paciente con sus explicaciones, os descubrirá todos los encantos de cada calle y responderá a vuestras dudas de una forma muy profesional. Si queréis contratar sus servicios estos sin sus teléfonos 00212618045512 / 00212660795102  y este su e-mail: milouda66@hotmail.com y milouda1_maroc@hotmail.com. 

La ciudad verde tiene muchos rincones por descubrir y esos los iré contando en otros post, ya que se hace imposible desgranar uno por uno todas callejuelas y experiencias que ofrece. Ciudad receptora de moriscos expulsados, crisol de culturas y cuna de la espiritualidad marroquí, mil riads se esconden en sus laberintos. ¡Hasta el próximo!



10 dic 2014

BAJARSE AL MORO

En España se popularizó en los años 90 la expresión "bajarse al moro" en referencia al hecho de ir a Marruecos a comprar o consumir hachís. Se hicieron una obra obra de teatro y una película bajo este título.Y es que el cultivo de esta droga estuvo permitido en Marruecos hasta hace no mucho.

No es de extrañar que muchos españoles relacionen Marruecos con hachís, con droga, con una especie de mercadillo en forma de un país del que desconocen todo lo demás. No en vano en algunas regiones se ha vivido durante mucho tiempo de esto, aunque hoy es ilegal.
Es tristísimo ver cómo toda la historia, la cultura, la gente, los hábitos distintos de los nuestros (y otros no tanto) pasan totalmente desapercibidos antes los ojos de quien no conoce más que lo que ha oído del país vecino. El colmo de la estupidez reduccionista, simplista.


                                                      Carátula de la película "Bajarse al moro"

Hoy me gustaría contar una anécdota que viví en Marruecos hace tan sólo unos meses. Por casualidad conocí a un grupo de españoles que estaban recorriendo el país de punta a punta, en moto. Sí, estos "aventureros" se ponían sus trajes de motero con todas sus protecciones y tras unas horas en la carretera iban a descansar.... al mejor hotel de la ciudad. Eso sí, siempre seguidos por un camión enorme que les llevaba sus maletas y otras comodidades, y con el guía que les había organizado el viaje.
Así es, esta es la última moda: ir de aventurero- motero por el día (con unas pocas horitas está bien) y planchar la oreja en un hotelazo cinco estrellas. Amén de cenar en un restaurante caro. No seré yo quien diga que después de montar en moto esta gente no necesite una ducha decente y descansar en condiciones, pero entonces, amigos, olvidémonos de la "aventura"que estos individuos se jactaban de realizar.

Me les presentaron esa misma noche, pues unos marroquíes que había conocido hace unos días me avisaron de que trabajarían en turismo con ellos, que sería agradable para mí intercambiar experiencias.
Así que nada más conocerme y como colofón final a este gran día, se les ocurrió preguntarme (ya que yo era española, cómo iban a hacer ellos el esfuerzo de comunicarse en otro idioma) cómo podían conseguir hachís. Sí, está claro, si lo quieres no te quedes en tu pueblo: cruza el estrecho de Gibraltar, después farda de motito con tu cara de gilipollas en cuatro aldeas, ignora toda la cultura que tienes delante y luego pregunta por ello. Es fácil... ¿Cómo no te lo van a dar? ¿Cómo no, a tí? ¿No era este el paraíso de la droga? ¿Por qué no joder un poco más al país vecino sin tan siquiera preocuparte de cómo lo está pasando la gente que día a día te sirve en los hotelazos, en los restaurantes...?
No contentos con pedir esto (a mí me preguntaron, a los marroquíes casi se lo exigían) y en vista de que no estábamos por la labor de ayudarles, pidieron algo más. <<Bueno, ahora al llegar al hotel preguntaremos dónde están aquí la fiesta y las chicas>>. Date, date. Así que te vas a Marruecos a por droga, fiesta y chicas. Faltaría más que a tí, turista adinerado y cobarde te faltase algo de esto. Ni que decir tiene que jamás se les pasó por la cabeza pensar qué consecuencias podía tener para los marroquíes que les acompañaban en su viaje estar relacionados con tráfico de hachís, ni que en un país musulmán (en el que no se bebe alcohol a la ligera) no iban a encontrar la tasca del tío Antonio, especialidad en vinos, en la primera calle. 
Para estos estúpidos con dinero la ecuación estaba clara: cuanto más inversamente proporcional es el número de billetes con respecto a la inteligencia; más me creo con derecho a exigir en este nuevo lugar.

Y lo peor de todo ello no es ni si quiera el hecho de que consigan droga o no (que cada uno haga lo que quiera), ni siquiera que aparenten algo que no son, ni siquiera que se crean superiores, ni siquiera que no sepan leer un mapa ellos solitos.
Lo peor es que tras esta visión tan simplista que define a una cultura sólo como productora de droga, que cree que eso es lo único que puede ofrecer, se esconde algo mucho peor: el desinterés absoluto por conocer nada más, por mirar de verdad, por vivirla de verdad, por conocer su gente, hablar con ellos, conocer su historia y contarles la tuya, intentar verlo de forma objetiva, con lo bueno y lo malo, sumergiéndote en sus calles, en su vida diaria, respirándola de verdad.



                                             Artwork del conjunto de arte urbano Boamistura 

Sé que muchos de estos moteros (y muchos más que viajan como ellos) llegarían después a su casa enseñando las fotos de su "aventura": aquí en el desierto, esta de una ciudad, esta en la carretera.... y estoy segura de que sus familiares y compañeros de trabajo pensarán de ellos lo que ven. <<¡Qué tíos, qué valor, qué gran hazaña!>>. Son los que fardarán y fardarán, e incluso ellos mismos se creerán que han logrado un hito. Y sin embargo son los mismos que jamás se han interesado por descubrir algo más allá de su viaje organizado, son los mismos que nunca han intentado chapurrear "dariya" y ni de lejos son capaces de sentarse a comer y beber con un marroquí autóctono fuera de su circuito de hotelitos y buenos restaurantes. Han hecho un viaje sin enterarse, solo porque así estaba programado. Y lo peor es que nunca han querido ver más, se han regocijado en sentirse superiores y exigir mierdas: cosas absolutamente prescindibles para el viaje.

No pretendo que todo el mundo viaje con una mochila a la espalda, ésa no es la cuestión. La cuestión es qué sentido tiene faltar así al respeto, faltárselo a uno mismo perdiéndose lo mejor, dar palmas de alegría por ser ignorante y además sentirse orgulloso. Salir de tu país, de tu cultura, de tu círculo, para acabar haciendo lo mismo que haces allí. ¿Es realmente necesario?

Porque mientras sujetos como los de esta historia exigían estupideces a ciegas gastándose un dineral, el camarero que les atendía hablaba cinco idiomas, el de la recepción sabía más historia de España que ellos e incluso los comerciantes sabían más de la actualidad de nuestro país que ellos.

Y mientras sigamos con esta visión tan estrecha de la realidad, negando de antemano lo que los otros nos ofrecen, imponiendo de forma cínica y autoritaria nuestros caprichos; mal nos irá, por mucho dinero que se tenga para pagar esto o aquello. El dinero va y viene, pero saber buscar recursos y tener inteligencia no. 

22 oct 2014

MARRUECOS: EL SUEÑO EUROPEO

Soñar es gratis pero llevar a cabo esos sueños siempre tiene un precio.

Se puede soñar con realizarse, con viajar, con tener una vida feliz, o simplemente una vida mejor en la que uno tenga seguro que va a comer todos los días y que sus necesidades más básicas van a ser cubiertas con total seguridad. En Europa hemos aspirado durante 50 años a realizar el "sueño americano"; ése estilo de vida de que desde medianos del siglo pasado empezó a copar todos los medios de comunicación. 
La publicidad y en especial la televisión hicieron que una Europa en reconstrucción soñase con parecerse a ese modelo de familia feliz estadounidense, a una sociedad en la que el coche empezaba a ser un símbolo de status social y las mujeres disfrutaban de tener mil electrodomésticos para las tareas del hogar. Papá, mamá, los niños felices que consumen productos último modelo también, una casa en propiedad y un coche. Una vida cómoda y sin apenas preocupaciones, una vida de disfrutes infinitos, de consumo infinito, de seguridad infinita. Ése era el "sueño americano" al que emular en Europa y en cualquier parte del mundo a la que llegase la televisión.

Pero no sólo EEUU es un referente para soñar: en África, por proximidad, muchos sueñan con alcanzar el "sueño europeo". Miles de inmigrantes africanos que llegan a nuestras costas y puntos fronterizos cada mes, desde hace años,a pesar de la crisis, del frío del mar y a costa de poder perder la vida en el viaje. Aunque la mayoría proceden de países subsaharianos, en Marruecos tuve la sensación de que allí también sueñan con fuerza, sueñan a lo grande, sueñan con recorrer 14 kilómetros de mar para poner los pies en su sueño: Europa.

Sí, la decadente Europa, la de la crisis, la de los rescates y los PIGs... Esa Europa sigue calando en la imagen que los marroquíes tienen de lo que es la felicidad, una vida digna y completa. Cruzar a Europa es sinónimo de esperanza, de riqueza, de trabajo, y sobre todo de seguridad. Porque nada malo puede pasarte en Europa, ¿verdad?


                                                     Inmigrantes hacia las costas de Europa

Las historias de primos, amigos o amigos de amigos que consiguieron cruzar el charco y ahora se dan la buena vida abundan en las casas marroquíes. Muchos han ido a Francia, país ex colonizador, ya que allí no tienen barrera lingüística (en Marruecos el árabe y el francés son lenguas oficiales).
Pero por proximidad muchos llegaron a España también. Especialmente en la época del "pelotazo" español, ya se sabe: cuando se construía bueno, bonito y barato. Quería decir que bonito y barato. Más bien sólo barato. El número de inmigrantes creció como la espuma. Ávidos por cobrar nueve veces más de lo que ganaban en su país y aún sabiéndose en muchos casos absolutamente desprotegidos en lo laboral. Con ese dinero algunos han vuelto y se han construido su propia casa en Marruecos. Otros visitan a sus familiares cuando pueden y les llevan regalos desde España, les hablan de su nueva vida, de las ciudades españolas que les han acogido y de sus amistades.
Y también hay otros que han oído hablar de Europa de lejos, sobre todo por la televisión y en especial por el fútbol. Y es que la pasión por este deporte en Marruecos (en África en general) es impresionante. Algunas ciudades celebran una victoria del Barça o del Madrid como estuviesen en Barcelona o en Madrid.

Así que no es de extrañar que hoy muchos tengan la sensación de que España (y Europa por extensión) es una especie de paraíso, un lugar en el que los sueños se hacen realidad.
Es cierto que pese a la crisis las diferencias entre Marruecos y España (o Europa, que suele ser el "gran referente") son evidentes:las infraestructuras, tasa de alfabetización, igualdad de género,el peso de la religión, salarios más altos y más derechos laborales... y muchas otras que se aprecian a simple vista. Sin embargo, al otro lado del estrecho suele ensalzarse a Europa con una imagen de bienestar y riqueza que a veces roza la fantasía. Pero no es oro todo lo que reluce y en el cambio de continente se pierden muchas cosas, algunas irreemplazables. Aquí enumero algunas cosas que no responden a estos sueños "Disney" que idealizan la entrada en Europa. Conceptos que, a mi parecer, distan mucho de la idea de "El Dorado" que muchos marroquíes tienen de Europa:

-La familia: es el gran lazo que une a los africanos (y en Marruecos no es menos), la red que ayuda a sus miembros, por lo que estos nunca se sienten solos. Da igual si uno tiene trabajo y otro (u otros) no: todo se comparte y la solidaridad entre unos y otros es algo que nadie se plantea, se da por hecho.

-Otro concepto de lo que es la pobreza: muy unido con el anterior, ya que los lazos entre personas son importantísimos. Por supuesto que en Marruecos hay pobreza, gente que pide y situaciones extremas (por ejemplo la de las viudas) pero guiándome por lo que vi allí, hay también una protección social muy fuerte y se le intenta ayudar en la medida de lo posible. Si alguien viene, por ejemplo, pidiendo a un restaurante, lo más normal será que el camarero le dé algo que ha sobrado o que le trate con buenas formas; el hecho de ser pobre no impide este trato.

-Calidad y cantidad no son lo mismo: la necesidad de dinero en un país donde la mayoría de las familias tienen cinco u ocho hijos hace que los salarios se queden en nada para alimentar tantas bocas. Al cruzar a Europa el salario puede multiplicarse por diez pero los precios también lo harán. Por eso una vez alcanzada una cantidad de dinero en Europa muchos deciden volver a su país con lo que han ahorrado. De hecho mayoría de la gente con estudios superiores que conocí, conscientes de este hecho, han preferido quedarse en su país para tener mayor calidad de vida y no sólo ganar mas.

-Quimeras que son un negocio: puede sonar a película, pero lo cierto es que muchos ya han caído en sus redes. La desinformación y la falta de acceso a fuentes oficiales hace que miles de personas sean víctimas de las mafias. La prostitución, la esclavitud laboral o la miseria más absoluta son las realidades con las que casi siempre acaban chocando las víctimas con la promesa de cruzar a Europa. ¿Quieres ir  Europa con trabajo seguro y ganar muchísimo dinero? Familias humildes se dejan todos sus ahorros por que uno de sus miembros viaje al viejo continente para realizar sus sueños, que en realidad irán a parar a mafiosos y mercaderes de personas.
Precisamente de este tema trata la película "Diamanates negros" , sobre el negocio oscuro del fútbol en África y de cómo muchos son engañados con la promesa de hacerse ricos y famosos deportistas.


                                                      Trailer de "Diamantes negros"

Por otro lado está la presión social que tienen estos inmigrantes que han utilizado los ahorros de toda su familia y vecinos para lograrlo. Volver con las manos vacías sería el mayor de los fracasos. En el documental "Bienvenido Mr. Kaita" se analiza muy bien esta situación, cuando un hombre regresa a su pueblo natal en Gambia después de haber hecho "fortuna" en Europa.

No pretendo decir desde aquí que vivan mejor en sus países (eso es algo que cada uno ha de valorar), pero sí que tras ese espejismo de oro y fortuna rápida muchas veces se esconcen lágrimas y engaños en una sociedad muy distinta. Y sí, claro que hay algunos que lo han conseguido, claro que les hay que han conseguido ganarse la vida en Europa, aunque no sea siendo Cristiano Ronaldo ni conduciendo un Ferrari. Les hay que viven entre la indigencia y la precariedad más absoluta, les hay que han tenido más suerte, más contactos y se han estabilizado con trabajos mejores.
El sueño Europeo no deja de ser un sueño del que tarde o temprano hay que despertar, y se despierta en la realidad. Una realidad dura y que no se corresponde con la imagen idealizada que se tiene desde África.


1 jul 2014

ALGUNOS PRECIOS REALES EN MARRUECOS

Marruecos tiene fama se ser un país barato para los europeos que lo visitan, un destino en el que se pueden encontrar verdaderas gangas a precio de saldo. Sin embargo todo depende mucho de cómo se viaje, qué se quiera comprar, dónde...
Así que a continuación voy a hacer una recopilación de artículos y sus precios basados exclusivamente en la experiencia de haber viajado durante un mes por el país con la mochila a cuestas. No servirá, por tanto, a quien esté pensando en hacer un viaje por Marruecos alojado en un hotel con pensión completa, ni para quien no escatime en gastos, ni para el que tenga un viaje programado con una agencia y acepte vivir en los lugares más turísticos y caros del país.

Para empezar: la moneda marrroquí es el dirham (DH). Para hacerse una idea del cambio, un euro equivale a 11 DH.
No hay que olvidar que en Marruecos la costumbre es regatear, por lo que estos precios son totalmente orientativos. Además en los lugares más turísticos (como Marrakech) a veces los precios pueden superar hasta 4 o 6 veces lo "normal". Así que lo que escribo a continuación es el resultado de lo que yo pagué en distintas ciudades. El sur y los pueblos, como casi siempre, son mucho más baratos que el norte y las grandes ciudades.

Los gastos básicos de cualquier viaje son comida y bebida, transporte y alojamiento, así que así empiezo:


COMIDA Y BEBIDA

-1 botella de agua de litro y medio 6 DH (Merece la pena, pues si no se bebe embotellada hay riesgo de tener gastroenteritis)
-1 botella pequeña de Fanta 7'5 DH
-Zumo de naranja (un vaso grande) 4 DH (En Marrakech hay muchísimos puestos por la calle)
-1 paquete de espaguettis 10 DH
-1 huevo 1 DH
-1 yogur 1 DH
-Pan (redondo) 1-2 DH
-Desayuno: café y bollo en bar local 6 DH
-Sopa Harira 5 DH
-Sándwich de pollo y vegetales con patatas 30 DH en los sitios más turísticos, 10 DH en los que menos.
-Tajín 40-50 DH, según lo que lleve (los puramente vegetales son más baratos).
-Cuscús 40- 50 DH. Al igual que el tajín el precio depende mucho de lo que lleve, y de dónde se coma. No es lo mismo es un restaurante para locales que uno en un sitio turístico.
-Cena para dos personas en puesto de la Plaza Djemma El Fna, centro de Marrakech: tajin de calamares, bebibas y otro plato 50DH
-Paquete spaguettis 10 DH


TRANSPORTE

-Aeropuerto Tánger al centro de la ciudad 100  DH
-Autobús Chef- Chaouen - Fez 70 DH
-Tren Fez- Marrakech 190 DH
-Autobús Marrakech- Ouarzazate 80 DH
- Seguro por guardar la maleta en la CTM, la compañía de autobuses mejor equipada 5 DH
- Tren Rabat- Tánger 110 DH

-Advertencia con los taxis: Si decidís coger un taxi pedir SIEMPRE al conductor que active el contador. Muchos taxistas se harán los locos, pero estáis en una ciudad turística se puede perfectamente esperar a otro taxi que sí lo ponga, ya que hay muchos. De lo contrario os exponéis a que os intenten cobrar precios desorbitados.


ALOJAMIENTO

HOSTALES
En las ciudades más turísticas suele ser muy barato en la parte de la medina. En Fez, por ejemplo, hay lugares por 80 DH la noche, y en Marrakech incluso por 55 DH con desayuno incluido. En algunos sitios se puede dormir en la terraza perfectamente. Casi todas estas opciones ofrecen además WI-FI. 
Dejo aquí el link del "Mama Marrakech" http://www.mamamarrakech.com/ , que ofrece precios muy baratos para mochileros.

ALBERGUES
En la mayoría de las grandes ciudades (Essaouira, Marrakech, Rabat...) está presente la Red Internacional de Albergues, "Hi Hostels", donde por unos 70 DH ofrece alojamiento y desayuno.

RIADS
Las medinas de Marruecos están plagadas de ellos. Son casas grandes, de varios pisos, con un bonito patio central La mayoría de ellas han sido reformadas de cara al turismo. Suelen pasar desapercibidas en las callejuelas abarrotadas de gente y a veces es difícil encontrarlas. En las calles principales suele haber muchos carteles indicativos sobre cómo llegar a ellos, pues muchos están "escondidos" entre la maraña de callejas y arcos de la medina.

No tengo experiencia personal en este tipo de alojamiento, pero algunos precios que consulté rondaban los 100 DH sin desayuno. Sin embargo, al haber tantos, merece la pena echar un ojo y preguntar precios.




6 jun 2014

VIAJAR SOLA A MARRUECOS

El título lo dice todo: viajar sola (una y en femenino: o sea, una mujer) a Marruecos.

¿Es peligroso? Esa es la gran duda que creo que asalta a cualquier viajera que quiera ir allí en estas condiciones. Todo lo que escribo a continuación es fruto de mi experiencia, así que que nadie lo tome como una verdad absoluta, pero creo que puede ser de ayuda a quienes estén pensando en hacer lo mismo.

Antes de viajar escribí un montón de veces esta frase en Google, y me di cuenta de que muchas más mujeres como yo buscaban una respuesta, y pocos eran los sitios en los que se encontraba el testimonio de alguien que hubiese estado ya y tuviese una experiencia personal. La mayoría de las búsquedas sobre esta cuestión acaban en foros de Internet donde gran parte de la gente aconseja desde el desconocimiento y basándose en estereotipos.

                                Vista de Chefchaouen (Marruecos)


Tuve la suerte de poder contactar con otra bloguera, Bárbara Bécares, quien en su espacio online, "Bárbara on the road"https://unviajedemilesdekmempiezaconunpequenopaso.wordpress.com/ narra su experiencia, entre muchas otras, viviendo siete meses en Marruecos. Le vuelvo a dar las gracias desde aquí por sus consejos y contactos. Sinceramente, tranquiliza mucho saber que al menos quien te habla sobre un sitio ha estado allí, y no precisamente de vacaciones en un hotelito una semana. Durante el viaje también conocí el blog de Carlota Miranda, "No es nada personal"http://notelotomescomoalgopersonal.blogspot.com.es/ otra chica española que estuvo trabajando en Rabat después de haber viajado varias veces al país vecino, tras, según ella, haberse enamorado del país.

Pero volviendo a la cuestión central, y una vez habiéndolo vivido, lo cierto es que NO, viajar a Marruecos no es peligroso. Es seguro, o al menos todo lo seguro que puede vivir uno en cualquier pueblo de España o en Madrid. Quiero decir que nadie te va a garantizar que no te vaya a pasar nada, al igual que nadie te garantiza que no te pase aquí. Pero no te van a poner un burka (yo nunca me cubrí el pelo), ni te van a cambiar por un camello, ni te van a agredir por que sí... Ni ninguna de esas ideas preconcebidas. Por supuesto que locos y mala gente hay en todos los lados y tampoco es oro todo lo que reluce, hay que ir con cuidado con los desconocidos y tener sentido común. Sobre todo esto último, igual que lo tenemos aquí y no nos metemos en barrios peligrosos ni nos relacionamos con quien nos da mala espina.

Repito: viajar sola a Marruecos es seguro... pero debo reconocer que también puede ser incómodo. Una mujer "occidental" (o que lo aparente por su vestimenta, aunque ésta no sea llamativa), joven y sola llamará la atención, sobre todo de los hombres, y esto sí se puede hacer pesado. En los lugares turísticos esta atención es doble porque al hecho de ser una mujer se le suma que eres una cliente potencial de cualquier cosa (y es que venden cualquier cosa).
Por lo general los hombres marroquíes a penas han tenido ocasión de relacionarse o conocer un poco en profundidad a una extranjera... Y en mi opinión (es sólo mi opinión) creo que suelen pensar que una extranjera es más "fácil" que una local, y que no tendrán que hacer tantos rituales para conquistarla. Esto puede llegar a sacar de sus casillas a cualquiera. Mi recomendación es ignorarlos completamente, como si no existiesen. No quiero decir con esto que todo el que vaya a hablar con una turista tenga esta intención, ni mucho menos, pero si realmente es así, recomiendo no empezar a tener ninguna conversación con ellos.

                                                  Calle de la medina de Fez

Durante todo un mes tan sólo tuve una mala experiencia de este tipo, precisamente con un hombre que salió de un coche pidiéndome que me tomase un café con él. No pasó nada, y aunque me dio impresión no dejé que marcase mi idea del viaje ni del país, porque toda la gente que he conocido y me ha ayudado (también hombres) supera esto con creces.

Creo que hay que evitar ir con la idea preconcebida de que "no me van a dejar en paz", "voy a llamar mucho la atención" o "mejor no voy".
Puede que estas cosas pasen, y que llames la atención, pero .. ¿por qué añadir más estrés y mala leche a una situación nueva? Por otro lado en Marruecos la seguridad del turista está bastante garantizada.

También quiero añadir que cuando una se plantea viajar sola, en realidad, casi nunca se está sola. Siempre acabas conociendo gente, otros viajeros, personas en los albergues, locales... que te ayudan o se convierten en compañeros de viaje. La gente suele ser hospitalaria y protectora. Es fantástico conocer tanta gente distinta con la que sabes que estás compartiendo momentos y lugares que quién sabe si volveréis a visitar.

Si es la primera vez que se viaja al país, por mi experiencia recomendaría acercarse poco a poco. Tal vez primero hacer un viaje de unos días, una semana. Luego quedarse un poco más. Ir conociendo poco a poco a la gente, las costumbres... Pero cada uno es muy libre de hacerlo como quiera, yo de hecho me he ido un mes "de golpe y porrazo" y por eso aconsejo más esta otra opción.Me ha encantado el viaje pero tengo que reconocer que puede hacerse muy cansado porque Marruecos es un país que ofrece un  contraste tras otro, situaciones que en Europa no solemos vivir, y como para todo, hace falta tiempo para acostumbrarse. Y si no, si uno se decide por estar más tiempo; hay que tomárselo con calma para asentarse y conocerlo poco a poco, entrar en contacto con las costumbres (las de verdad, no las del turisteo), con la gente, con las ciudades... E incluso, por qué no, aprender algo de "dariya", el dialecto árabe marroquí.

En otros post me gustaría explicar más sobre otros aspectos del viaje, tales como la moneda,los precios, costumbres o sitios más conocidos. Pero eso merece una entrada aparte. Por si os ayuda, aquí dejo algunas referencias de testimonios que encontré en Internet, de blogueras que han viajado solas y hacen sus recomendaciones:

-"Viajar sola por Marruecos" (Bárbara on the road, blog de Bárbara Bécares)

-"¿Es peligroso viajar chicas solas a Marruecos?" (No es nada personal, blog de Carlota Miranda)

-"Guía para viajar de mochilero por Marruecos" ("Viajando por ahí", blog de Aniko Villalba)


29 may 2014

Y TÚ, ¿POR QUÉ VIAJAS?

Ya lo tenía claro cuando me lo preguntó el vendedor de alfombras en Aït Benhaddou. Sabía la respuesta porque había estado pensando sobre ello mientras viajaba en el tren o en el autobús, durante varios días.

Hablando sobre la prisa de los europeos, él me había preguntado que porqué viajaba. Y es de hecho una muy buena pregunta.

Viajo para conocer más y porque creo que mi educación aún no ha acabado. Porque creo que es muy importante vivir en la realidad, y para eso hay que conocerla. Porque, como todo en esta vida, si no eres tú el que se preocupa por conocer y por hacer, siempre acabará habiendo alguien o algo (puede ser la tele, un amigo de un amigo, una película) por medio del cual acabes "viviendo" esa realidad. Habrá alguien que te lo cuente y te diga cómo es, para bien o para mal. Pero así nunca podrás sentir lo que es caminar por aquellas calles estrechas, ni oler ni degustar la comida, ni maravillarte por que el autobús te ofrece un paisaje de cuento por su ventanilla y sentir que tienes suerte por poder disfrutarlo.

Creo que pocas cosas enseñan tanto como viajar, a pesar de que la mayoría de la gente que conozco se ha lanzado a hacer segundas carreras, másters (hay quien acumula tres) u otros estudios superiores, pensando que van a estar más preparados para manejarse en este mundo.
En primer lugar, y de modo práctico, por los idiomas que aprendes, porque no te queda más remedio.
También es fascinante darse cuenta de lo pequeño que es tu mundo. No hablemos ya de la gente que conoces y de las historias que hay detrás. 


Y porque detrás de estas bonitas y profundas palabras se esconde (y ahora lo muestro) mucha dificultad e inadaptación. Viajar no es fácil. Y eso es parte de la clave, porque sin ello no habría aprendizaje. Vivir situaciones que te chocan y causan repulsa al principio, conocer gente hacia la que antes, no nos engañemos, tenías ciertos prejuicios. Vivir en lugares que no son cómodos, donde puedes echar en falta una simple ducha durante días mientras sudas lo inimaginable. Conciliar el sueño en trenes y autobuses o estar alerta ante desconocidos.

Rendirse a que no te queda más remedio que adaptarte a algo que no conoces y que sin embargo, consigues conciliar con tu vida. Y que no pasa nada, todo sigue adelante.

Viajo porque salgo más fuerte y desarrollo mis capacidades al máximo. Viajo para enfrentarme, aunque sólo sea a mi manera, a lo que hay, a pesar de que no siempre es posible ni bonito. Viajo para que no me lo cuentes tú, ni aquél, para no conocer la vida a través de una pantalla, para evaporar todo lo que pienso y volverlo a construir. Viajo para vivir la realidad.

Viajo en realidad para no tener miedo.

                                                  La Koutubia, mezquita de Marrakech (Marruecos)

27 may 2014

MARRUECOS, TIERRA DE CONTRASTES

Después de un mes de mochilera por Marruecos, el país vecino y tan desconocido, tengo una libreta llena de conclusiones, contactos, ideas, mis propios estereotipos...

Pero sin duda la palabra que más ha venido a mi mente durante este mes ha sido  CONTRASTE. Es lo que Marruecos supone para aquel que lo visita desde Occidente. Y creo que el contraste es doble: por un lado la propia cultura marroquí está llena de contrastes, y por otro, para el viajero que llega de otra cultura, la marroquí supone una bofetada de cosas nuevas, una gran bocanada de vida, a veces de dolor, de inadaptación y de fascinación.

Así que voy a intentar hacer honor el título "Marruecos: tierra de contrastes", e intentar, humildemente, describirlo tras haber vivido un mes, tiempo absolutamente insuficiente para entender un lugar en el que precisamente el tiempo es valorado como se merece, pero dejando de un lado el calendario y el reloj.

Y viniendo de España no puedo empezar con otra cosa que no sea el mar, los 14 kilómetros que separan dos países, dos culturas, dos continentes, mucho más unidos de lo que imaginamos.

       Las costas españolas se ven desde una azotea en Tánger (Marruecos)

El mar... ¿Qué digo el mar? Los mares: el océano Atlántico y el mar Mediterráneo bañan las costas de este país tan desconocido para la mayoría de los occidentales.

¿He dicho desconocido? ¿Es que acaso nunca han oído hablar de él? Pues sí, desconocido hasta la médula, y no porque no sepamos situarlo en el mapa (de hecho creo que es de los pocos países africanos que el español medio sabe ubicar en un mapa, servidora la primera hace unos años).
Pero desconocemos tanto de él: su cultura, su cultura real y no la que imaginamos, su gentes, sus gentes, su religión, sus calles... Sus mares, como decía al principio, y sus montañas enormes.

En Marruecos lo viejo y lo nuevo se dan la mano continuamente, el blanco y el negro se cambian de lugar para abrirse paso el uno al otro, lo brutal y lo refinado se entre ponen siempre.

Las ciudades imperiales siguen como si el tiempo no hubiese pasado, salvo para transformarse de cara al turismo, esa fuente de ingresos hacia la que cada vez más se orientan los zocos.

En Fez el culto a la artesanía tradicional atrae miles de turistas, quienes sacarán sus cámaras para inmortalizar la vida de la medina como si no hubiese pasado el tiempo, para fotografiar a ese animal vivo antes de ser cocinado, para ver a los orfebres trabajar, o darse cuenta de que esos bolsos de cuero bueno se fabrican en curtidurías donde el olor en insoportable. Las calles laberínticas de la medina se ríen del que no presta atención, y protegen del calor infernal.

    Medina de Fez: turística y tradicional a la vez

En Marrakech, los cuenta cuentos locales (que sólo hablan árabe) se dirigen a sus conciudadanos al caer el sol en la plaza Djeema el Fna, mientras sus vecinos de los zocos exageran los precios pendientes del turista.

 La capital, Rabat, que disponde de tranvía desde hace casi un año, y que contrasta con el sur del país, donde aún  ni siquiera hay tren.El desierto y la montaña. Los pueblos de "kashbas" del sur, construídas de barro, en un entorno árido que se llena de verde en primavera.

 Pueblo del valle de Ourika, cerca de Marrakech. En primavera la vegetación contrasta con el paisaje árido.

El respeto a las tradiciones y a la religión, el permiso de los padres para contraer matrimonio, las mil y una ceremonias para todo y para nada. La hospitalidad con el extranjero, a quien se agasaja con comida hasta que no puede más...

-"Safi!" (Es suficiente).

La propia sociedad marroquí sacude a viajero con sus contrastes. La cultura del regateo (que parte de la base de que el vendedor quiere timar y el comprador intenta que le timen lo menos posible), choca con esa generosidad y el acogimiento, con el hecho de que por mucho "sálvese quién pueda" que reina en las calles de Marruecos, siempre hay un plato de comida en cada de la familia, que con que uno trabaje y lleve el pan el resto sabe que no va a pasar hambre.
¡Cuánto nos queda por aprender en este "primer mundo" que nos hemos montado!

Y no, no todo es bueno. También hay injusticia en Marruecos, niñas a las que se les casa, falta de libertad (aquí tampoco vamos súper sobrados). Hay pobreza, pero nunca he visto miseria. La comunidad lo abarca todo, para lo bueno y para lo malo, y los lazos de amistad rozan la hermandad.

El recato de las mujeres no tiene porqué tapar la alegría desbordante que desprenden en las fiestas. Y estas fiestas, estas ganas de vivir, pueden salir improvisadas y de repente ver cantar, bailar y reír como hacía muchísimo no lo veías. Y al preguntarles porqué de repente se han puesto a bailar y a reír, con total normalidad te contestan:

-Y si no bailamos y reímos, ¿para qué estamos vivos?

Blancos más hacia el norte, de ojos claros, y rasgos más árabes según se avanza hacia al interior... También hay contrastes raciales en Marruecos. Los antiguos bereberes ya están tan mezclados con los árabes que es muy difícil distinguirles, los subsaharianos...

<<Allí tenéis el reloj, aquí tenemos tiempo>>, es una frase que se hizo famosa hace unos años cuando el diario español "La Vanguardia" realizó una entrevista a un hombre tuareg. "Tú tienes el reloj, yo tengo el tiempo".
Y resume bastante bien el contraste de vidas, porque al final el tiempo juega un papel decisivo en cómo se vivan. Y creo que es aplicable también a cómo muchos marroquíes viven su tiempo. Porque lo viven realmente, no lo pasan o, lo que es peor, no lo "matan", como decimos aquí. También hay vidas automatizadas allí, pero he visto pocas.


 Kasba de Rabat

UN PAÍS MUY JOVEN

El respeto a los mayores tampoco quita protagonismo a los niños. Niños. Sobre todo, niños. Niños corriendo por la medina, niños vendiendo collares, niños jugando en las calles de Marrakech, niños que son verdaderos acróbatas, niños. Niños riendo con sus dientes de leche, niños gritando. Niños, al fin y al cabo, siendo niños. Y nadie se asusta por ello. Si hay algo (realmente hay muchas cosas) que destacaría de Marruecos es un país joven: el 27% de la población total tiene menos de 14 años. 

Es común ver familias que tienen 5, 7 o 9 hijos. Y más allá de todas las necesidades materiales que se necesitan para ello, implica que es un país vivo, con mucha vida. Mientras en la mayoría de los países de Europa el índice de crecimiento es negativo (mueren más de los que nacen, hay muchos más viejos que niños), nuestros vecinos están en una situación totalmente opuesta. No propongo imitarlos pero tarde o temprano tendremos que mirar su situación, y prestar atención a estos datos más allá de que deseemos que vengan aquí para ayudar a aumentar las arcas para nuestras jubilaciones; aunque sólo sea para descubrir cómo sobreviven en esas circunstancias de desempleo brutal siendo tantos miembros. Y es que con todos mis respetos un país "de viejos" es irremediablemente un país que se muere, una cultura que agoniza. Y no es en absoluto porque los mayores no sirvan: al contrario, tienen mucho que aportar, pero... ¿a quién? Si no hay jóvenes, ¿a quién enseñarán los que ya tienen conocimiento? En los niños y jóvenes está la energía, las ganas de seguir, y por fuerza natural, la vida, la vida que crea más vida. Y hacer pensar al resto de la sociedad en esa vida, en esas ganas, porque la sociedad no puede negarse a reflexionar sobre ellos, está rodeada de ellos.

Antes de viajar me informé y siempre, o casi siempre, leía que Marruecos sacude a quien lo visita. Y hoy creo  que es cierto. Aunque lo mejor es que cada uno lo vea con sus propios ojos y saque sus propias conclusiones.