Câmpina en sí no es una ciudad con encanto. Está situada a la entrada de los Cárpatos y al ser medianamente grande (su población es de 40.000 habitantes) es un lugar de paso obligado en la ruta Bucarest- Brasov (por eso también es una ciudad cara),
A pesar de estar cerca lugares de gran belleza natural y valor histórico, como Sinaia o Predeal, Câmpina a penas tiene atractivo para el visitante, si se entiende por atractivo la mezcla de naturaleza e historia anterior. Aun así hay que tener en cuenta que en Rumanía los parajes naturales abundan a diestro y siniestro y aunque no sean del otro mundo siempre sorprenden a quien los contempla, incluso en los bosques más recónditos y simples, algo que también pasa en Câmpina.
Sin embargo, en cuanto a monumentos únicamente, la ciudad destaca por dos: la casa- museo del pintor Nicolae Grigorescu (probablemente el más reconocido dentro y fuera de las fronteras rumanas), y el castillo de Iulia Hasdeu.
De éste último quiero hablar en este post, no sólo por su valor turístico sino también por la historia y leyenda que tiene detrás.
Avanzando por una carretera no muy alejada del centro, uno se encuentra de repente con un castillo en la otra acera. No es un castillo colosal, no destacan sus torreones, ni tiene foso. Ni siquiera tiene muchos años, pues data del año 1896, poco más de un siglo. Es gris y no muy alto, y decorado en la fachada con algunos símbolos masones. Le rodea un pequeño jardín con algunos árboles.
Castillo- Museo Iulia Hasdeu
Siendo así, ¿porqué debería interesar un pequeño monumento que no tiene nada especial? Porque el valor del castillo de Câmpina no está tanto en su estética, sino en la historia de su construcción y en la persona a quien hace referencia: Iulia Hasdeu. La leyenda que lo rodea y las circunstancias que le dieron vida han hecho de este punto una visita casi obligada si alguien viene a dar aquí.
Siendo así, ¿porqué debería interesar un pequeño monumento que no tiene nada especial? Porque el valor del castillo de Câmpina no está tanto en su estética, sino en la historia de su construcción y en la persona a quien hace referencia: Iulia Hasdeu. La leyenda que lo rodea y las circunstancias que le dieron vida han hecho de este punto una visita casi obligada si alguien viene a dar aquí.
¿Quién fue Iulia Hasdeu?
Fue la hija de Bogdan Petriceicu- Hasdeu, un famoso filólogo rumano (según cuenta la leyenda dominaba 26 lenguas). Su madre también se llamaba Iulia. Nació en 1869 y a medida que creció su entorno quedó fascinado por su gran inteligencia: hablaba rumano, alemán (recordemos que Alemania tuvo una gran influencia en este país balcánico debido al origen de su monarquía), y francés. Con tan sólo 12 años marchó a París junto a su madre, donde estudió filosofía, tomó clases de pintura, canto, latín y griego, y perfeccionó el francés. Pero su pasión consolidada fue la poesía. Sintió una gran pasión por uno de los más grandes escritores de su época: Víctor Hugo. Cuando el autor de <<Los Miserables>> murió en 1885, Iulia escribió una carta sus padres narrando la desolación que sentía por su pérdida. Irónicamente la hija de su gran admirado escritor tuvo la misma suerte que ella, y más tarde su padres siguió el mismo camino que Víctor Hugo para superar el peor momento de su vida.
La joven, de gran talento, contrajo una pulmonía y murió a los 19 años, dejando su gran obra sin continuidad y a sus padres desolados.
Iulia Hasdeu
El castillo es un verdadero templo a la figura de Iulia, en él se exponen sus objetos personales, muestras de sus escritos, cuadros que pintó en Francia, retratos de la familia y algunos objetos cotidianos, como muebles. Tenía sin duda un grandísmo talento.
Fotografía del interior del museo
Estéticamente, el castillo está cargado de simbología. En la fachada principal, con letras mayúsculas, destaca la inscripción: 2 IULIE (2 Iulias), que hace alusión a las dos mujeres, madre e hija, que tenían el mismo nombre.Bogdan Petriceicu Hasdeu, tras haber muerto su hoja y luego su mujer, empezó a celebrar el día 2 de julio en conmemorarión de ambas, pues Iulie en rumano es también el mes de julio.
El matrimonio estuvo viviendo aquí desde 1897, hasta diez años después, cuando murió Bogdan Petriceicu Hasdeu, el único que quedaba ya con vida (su mujer murió en 1902). A lo largo de su historia este monumento ha sufrido el abandono, el paso del tiempo, la dureza la la II Guerra Mundial (que se llevó por delante casas que Hasdeu había contruído al lado del castillo), y un terremoto. Fue en 1998 cuando fue empezó a funcionar como museo.
La entrada cuesta unos 4 lei si no recuerdo mal (viene a ser 1 euro), y existe la posibilidad de tener un audio- guía. Venden libros sobre la figura de Iulia, su padre, espiritismo y otras obras de ambos. Los jueves es gratis.
No es un punto de parada obligada en absoluto, pero merece la pena para conocer más de cerca parte de la cultura de este país y en concreto de una época.
La joven, de gran talento, contrajo una pulmonía y murió a los 19 años, dejando su gran obra sin continuidad y a sus padres desolados.
Iulia Hasdeu
El espiritismo y la obsesión
Tras la muerte de su única hija el matrimonio Hasdeu quedó hecho trizas. Bodgan Petriceicu Hasdeu, quien era considerado uno de los grandes intelectuales de Rumanía y que había sido muy activo en la vida política del país (unido al Partido Liberal), empezó a practicar espiritismo con el fin de comunicarse con su hija. De hecho empezó a escribir sobre ello, y fruto de esa obsesión nació la obra <<Sic Cogito>>, considerada el primer libro sobre espiritismo de Rumanía. Se dice que fue su hija Iulia, una vez muerta, quien le dio los planos sobre cómo hacer el castillo.El castillo es un verdadero templo a la figura de Iulia, en él se exponen sus objetos personales, muestras de sus escritos, cuadros que pintó en Francia, retratos de la familia y algunos objetos cotidianos, como muebles. Tenía sin duda un grandísmo talento.
Fotografía del interior del museo
Estéticamente, el castillo está cargado de simbología. En la fachada principal, con letras mayúsculas, destaca la inscripción: 2 IULIE (2 Iulias), que hace alusión a las dos mujeres, madre e hija, que tenían el mismo nombre.Bogdan Petriceicu Hasdeu, tras haber muerto su hoja y luego su mujer, empezó a celebrar el día 2 de julio en conmemorarión de ambas, pues Iulie en rumano es también el mes de julio.
El matrimonio estuvo viviendo aquí desde 1897, hasta diez años después, cuando murió Bogdan Petriceicu Hasdeu, el único que quedaba ya con vida (su mujer murió en 1902). A lo largo de su historia este monumento ha sufrido el abandono, el paso del tiempo, la dureza la la II Guerra Mundial (que se llevó por delante casas que Hasdeu había contruído al lado del castillo), y un terremoto. Fue en 1998 cuando fue empezó a funcionar como museo.
Información al vistante
El visitante puede encontrar información en esta página web.http://www.muzeulhasdeu.ro/en/index.phpLa entrada cuesta unos 4 lei si no recuerdo mal (viene a ser 1 euro), y existe la posibilidad de tener un audio- guía. Venden libros sobre la figura de Iulia, su padre, espiritismo y otras obras de ambos. Los jueves es gratis.
No es un punto de parada obligada en absoluto, pero merece la pena para conocer más de cerca parte de la cultura de este país y en concreto de una época.
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