11 mar 2016

BLANCO BUENO BUSCA NEGRO POBRE

En 2008 se publicó el libro con este título que recoge las reflexiones de su autor, Gustau Nerín, sobre el mundo de la cooperación y el desarrollo en África, con el subtítulo "Una crítica a los organismos de cooperación y las ONGs".



El autor, antropólogo con experiencia de más de 20 años en Guinea Ecuatorial, critica el sistema con el que se mueven las ONGs que operan allí. La obra es interesante, ya que en primer lugar, está escrita por alguien con experiencia sobre el terreno y ayuda a repensar si de verdad el continente africano necesita tanto nuestra ayuda como se nos ha hecho creer, o al menos tal como nosotros la entendemos.

En él se desmontan las ideas preconcebidas a cerca cómo funciona esa solidaridad "Norte- Sur" y cómo desde Occidente partimos de planteamientos poco realistas para mejorar la realidad africana y los blancos buenos que quieren ayudar. Algunos de ellos serían:

-Los africanos no saben hacer las cosas por sí mismos, por lo que ha de llegar un blanco que les civilice y enseñe cómo formar una sociedad mejor.

-Como sus sistemas políticos son caóticos, es mejor no contar mucho con ellos (políticos corruptos, instituciones vacías de contenido, agitación social); por lo que los cooperantes se relacionan básicamente con su matriz europea. Excluyendo a la parte interesada en recibir la ayuda, difícilmente se le puede ayudar.

-No existe una visión a largo plazo y sostenible de la mayoría de los proyectos de cooperación, si no a corto plazo y casi rozando el negocio. El autor cuenta que la muchos de ellos son abandonados en cuanto se acaba la financiación para ello, y que carecen de una visión global: por ejemplo, no basta con construir un hospital si no se invierte en electricidad para que éste pueda desarrollar su actividad, sin carreteras para llegar hasta ellos, sin medicinas de calidad, y no las "migajas" que muchos blancos donan..

-Muchos de los cooperantes o llamados expertos no tienen ni idea sobre cuál es la realidad Africana. Llegan al continente habiendo estudiado en la Universidad y con varios títulos de especialización sobre Cooperación y Desarrollo, pero desconocen profundamente y de primera mano las costumbres, los hábitos alimenticios, las relaciones sociales... e intentan imponer un solo modelo de bienestar. El autor relata cómo en África es inconcebible que un niño huérfano quede solo, ya que la estructura familiar es muy fuerte y siempre habrá quien lo acoja; por lo que muchos proyectos de orfanatos han fracasado por este mismo motivo.

-Los mismos cooperantes crean una red de relaciones únicamente entre ellos, así como una pequeña sociedad que abarca sus viviendas, los hoteles en los que se reúnen, los restaurantes a los que van... En otras palabras, viven en una realidad absolutamente paralela a aquella que quieren cambiar. Cita incluso el autor que incluso en algunos casos, se gasta más en mantener a los cooperantes en este nivel de vida, que la ayuda que destinada a los propios proyectos.

-El desarrollo es una ideología y se basa en la idea de autosatisfacción,por lo que creer en ello es creer que se va por el buen camino. Tal es el poder de esta idea que la mayoría de ONGs y en ocasiones gobiernos africanos, incluyen este término en sus discursos, propaganda o publicidad, sin que nadie cuestione en qué consiste exactamente ese desarrollo. Este mismo solo deja una alternativa a quienes reciben esta caridad: imitar a Occidente.

-Existen tres premisas para que, actualmente, un proyecto de cooperación salga adelante, independientemente de que éste sea útil o no: el buen gobierno, el medio ambiente y sobre todo, la mujer. Esta última, la perspectiva de género, es, según el autor, la que se ha puesto más de moda en los últimos años y que se basa en la idea de que todas las mujeres quieren lo mismo y que las africanas de ben adoptar el estilo de vida de las occidentales para sentirse liberadas.

El libro recibió numerosas críticas con su publicación y mas ONGs se sintieron ofendidas al ver que atacaba sus pilares, su transparencia, sus buenas prácticas, incluso un conocido periódico le contestó... Y es que el autor señalaba incluso que en los medios de comunicación esta idea de la solidaridad está calando de tal manera que genera un tipo de información claramente alineado con estas ideas. Se defendieron acusándole de generalizar casos aislados, de tirar por tierra el sacrificio de muchos cooperantes que llevan años en el terreno y de prejuzgar la labor de la cooperación.

Sin embargo y más allá de  la polémica, se trata de un libro muy interesante para repensar la forma en que Occidente y nuestra nueva cultura de masas está colonizando, aunque sea sin querer, a las demás. Sobre la visión de superioridad intrínseca que se exporta en la supuesta ayuda y cuál es el efecto real de esta misma. Y sobre si se cuenta de verdad con los principales interesados o si no se conocen ni unos ni otros. Nunca está de más una autocrítica.


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