Llevaba tiempo pensándolo, pero no suele ser hasta que una inicia un viaje, cambia de ambiente y de perspectivas y sobre todo se ve realmente válida para salir adelante, cuando lo puede confirmar.
La vida es una. Y en países más "pobres" lo saben muy bien. Que sin los demás no somos nadie y que no controlamos absolutamente nada.
Que vivimos con demasiado miedo en nuestras casas de cristal sin rozarnos con el mundo real, que es mucho más libre. Y que no es bueno estar así, porque en realidad nos perdemos la vida de verdad.
<<Abre la ventana y que la brisa te acaricie la cara>>
Pero al viajar, cambiar de gentes, ver otras costumbres y otras formas de tomarse la vida me he dado cuenta de que cada día debía confiar en algo, en desconocidos la mayoría, y sobre todo, no estar parada. Porque el miedo, paraliza.
El miedo se ha instalado en nuestra cultura, en nuestra forma de vida, en la de pensar también. A pesar de creer que somos más libres que nunca por tener todos los medios a nuestra disposición, tener más formación que la que tenían nuestros abuelos o poder desplazarnos más fácilmente, tenemos miedo.
Nuestra cultura respira miedo por los cuatro costados, y eso es algo que choca mucho al viajar a lugares que, desde aquí, siempre hemos considerado subdesarrollados, pobres, peligrosos... Todo esto, por supuesto, se traduce también en el pánico a los que son diferentes, o lo que es peor, el cerrarse directamente a tan siquiera conocer lo que es distinto, en vivir cómodamente a través de una pantalla, de la tele o de la radio, escuchando de forma pasiva cómo nos cuentas que es el ese mundo en el que ahora nos podemos mover con más facilidad.
Durante el mes que he estado en Marruecos (vuelvo a repetir que es un tiempo absolutamente insuficiente para conocer algo a fondo) no he visto que la gente viva con el mismo miedo con el que vivimos aquí, en general. Tienen otros miedos, es cierto. Y otras condiciones de vida, muy duras algunas. Pero parece mentira que para todas las comodidades y oportunidades que tenemos, seamos incapaces de vivir realmente en paz y de forma coherente con lo que pensamos. De apreciar y valorar. Me sorprende ver que la tasa de depresiones se dispara en los países ricos.
En "El miedo a la libertad" Erich Fromm exponía varios mecanismos de evasión que ha creado nuestra sociedad para seguir siendo esclava, porque ser libre implica tener una responsabilidad.
En "El miedo a la libertad" Erich Fromm exponía varios mecanismos de evasión que ha creado nuestra sociedad para seguir siendo esclava, porque ser libre implica tener una responsabilidad.
Por otro lado no es de extrañar. El sistema económico y social en el que vivimos, que tiene por objetivo comprar y comprar sin pensar en nada (¡sin pensar en nada!), necesita realmente al miedo como motor de sí mismo. También es una forma de que la gente se quede en casa pensando que más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer.
Porque si no tienes miedo a ser menos que tu vecino, entonces no te endeudarías hasta las cejas para comprar ese todoterreno último modelo. Porque si las mujeres occidentales no tuviesen miedo a ser rechazadas por no parecerse Angelia Jolie, tampoco gastarían en antiarrugas, ni en pastillas adelgazantes, ni en montañas de ropa cada año. Porque si esa familia que tiene pocos ingresos no tiene miedo a ser etiquetada por los demás, no tiraría el dinero para aparentar. Quién sabe, tal vez sin miedo nos daría por pensar.Y puede que sin tantas cosas, nos quedase hueco para sentir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario