Comparto la siguiente reflexión que encontré buceando en el blog de Carlota Miranda (lo recomendé en la entrada anterior para informarse sobre Marruecos).
El texto es de Ana Cristina Aristizábal, una periodista colombiana, a quien podéis leer aquí.
CÓMO ANULAR A UNA PERSONA
El peor daño que se le hace a una persona es darle todo. Quien quiera anular a otro solo tiene que evitarle el esfuerzo, impedirle que trabaje, que proponga, que se enfrente a los problemas (o posibilidades) de cada día, que tenga que resolver dificultades.
Regálele todo: la comida, la diversión y todo lo que pida. Así le evita usar todas las potencialidades que tiene, sacar recursos que desconocía y desplegar su creatividad. Quien vive de lo regalado se anula como persona, se vuelve perezosa, anquilosada y como un estanque de agua que por inactividad pudre el contenido.
Aquellos sistemas que por “amor” o demagogia sistemáticamente le regalan todo a la gente, la vuelven la más pobre entre las pobres. Es una de las caras de la miseria humana: carecer de iniciativa, desaprovechar los talentos, potencialidades y capacidades con que están dotados casi todos los seres humanos.
Quien ha recibido todo regalado se transforma en un indigente, porque asume la posición de la víctima que sólo se queja. Cree que los demás tienen obligación de ponerle todo en las manos, y considera una desgracia desarrollarse en un trabajo digno.
Es muy difícil que quien ha recibido todo regalado, algún día quiera convertirse en alguien útil para sí mismo. Le parece que todos a su alrededor son responsables de hacerle vivir bien, y cuando esa “ayuda” no llega, culpa a los demás de su “desgracia” (no por anularlo como persona, sino por no volverle a dar). Solo los sistemas más despóticos impiden que los seres humanos desarrollen toda su potencialidad para vivir. Creen estar haciendo bonito, pero en definitiva están empleando un arma para anular a las personas. (No quiere decir que la caridad de una ayuda temporal no sea necesaria en momentos especiales).
2 comentarios:
DEL GIRO ESTATOLÁTRICO
de FÉLIX RODRIGO MORA
[...] Un rasgo fundamental de las sociedades opulentas contemporáneas, ya en decadencia, es el ascenso en flecha del aparato del Estado que se viene haciendo componente determinante de todos los aspectos de la vida social y también personal, incluso los tenidos por más privados e íntimos, de manera que se está produciendo un rápido colapso en desarrollo de lo muy poco que aún queda de la libertad popular, la civil tanto como la política, la de conciencia tanto como la de expresión, la de indagar y vivir la verdad tanto como la de construirse a sí mismos, la de auto-organizarse tanto como la de llevar una existencia liberada de tutelas, vigilancias
y “ayudas” institucionales siempre envenenadas,
pues realizan la razón de Estado que es la expresión más atroz, al basarse a fin de cuentas en la fuerza armada del ejército y las policías, de la voluntad de poder de las elites mandantes. Todo ello ha ocasionado un suceso bien aciago, de gran significación histórica dentro de su negatividad, el gran giro estatolátrico de los últimos dos decenios. [...]
Gracias por tu referencia, Juan Carlos, había leído ya algo de Félix.Perdona por contestarte tan tarde pero he estado desconectada un tiempo. Un saludo!
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